
David Foster Wallace ha muerto. Su mujer se lo encontró colgado el viernes por la noche en su casa de Claremont, California.
Vuelvo al Babelia de la semana pasada y recojo dos citas de la poeta rusa Marina Tsvetáieva. En una considera el suicidio como “el heroísmo del alma que se transforma en heroísmo del cuerpo”; en la otra se interroga, y responde, acerca de la vida o la muerte de un escritor: “¿Acaso X está vivo y es contemporáneo porque puede ir a una reunión y Marcel Proust está muerto porque ya no puede ir a ninguna parte? De esa forma sólo se puede juzgar a los velocistas”.
Hace una semana al leer estas citas me acordé de Pedro Casariego Córdoba, tan vivo quince años después; hoy me acuerdo de Foster Wallace.
Me pongo mis zapatos de deporte y salgo a correr un rato.
1 comentario:
me enteré el lunes, cuando eché una ojeda al Babelia del pasado sábado. Y es curioso, no lo he leído ni he visto una entrevista suya ni nada. Pero me impactó, no sé por qué.
Que escriba en paz. El mundo le leerá para siempre.
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