miércoles, 19 de noviembre de 2008

Fe de erratas. Quien no trabaja no hace el amor, remix.



La historia de un obrero en huelga que llega a su casa y su mujer en vez de tenerle preparada la comida le monta un numerito. El poco dinero que le da él (porque está más días de huelga que trabajando) no le alcanza, así que ella misma decide ponerse en huelga en contra de él, presionando donde más duele: en el amor. Quien no trabaja no hace el amor, le dice ella. Así que él se lanza a la calle a trabajar mientras todo el mundo está en huelga. Un piquete lo sorprende y le pega un puñetazo, lo que obliga al sufrido marido a encaminarse a pie hasta Urgencias. Sí, los tranvías también están en huelga. Al llegar al hospital, el médico también está en huelga. Nuestro hombre se pregunta con impaciencia y escándalo, qué juego es este, cómo va acabar este desmadre. El pobre no sabe que hacer: si no hace huelga los piquetes le pegan, y si la hace, su mujer le niega el amor.

La historia termina con el hombre pidiéndole al patrón que le dé el aumento, que “así vera que en su casa y en la de todos entra el amor”. Hace unos días escribí una entrada hagiográfica de Adriano Celentano que la cerraba entusiasmado con este tema. Decía que era una canción política que planteaba la solución de una huelga en que la patronal cediera y concediera el reclamado aumento de sueldo. Decía también que era una canción más socialdemócrata que revolucionaria, pues no trata de subvertir el orden establecido sino de acomodar la parte más sufrida, que los explotados no estén tan explotados. La revolución es el sueño de los desposeídos y la forma socialdemócrata de evitar levantamientos es darle algo para poseer, aunque sea una hipoteca, o como en este caso, un aumento.

Montalbán me salva de la ignorancia

Contrastando mi perezoso análisis del otro día con el implacable de Manuel Vázquez Montalbán en su Cancionero general del franquismo, había pasado por alto el papel denigrante que se reserva a la mujer, de “cinturón de castidad al servicio de la patronal”; y el papel decisivo y violento que se atribuye a los piquetes en la huelga. Dos tópicos peligrosísimos se me habían colado. Sencillamente, embelesado por la música que distrae el intelecto, no me había enterado de nada.

Como soy de natural vanidoso y me jacto en público de escuchar atentamente las canciones, le he dado muchas vueltas a este despiste. He traducido la letra del italiano y he descubierto que en la versión española que maneja Montalbán el final está cambiado. Ya se sabe que en España, por aquella época, las canciones volcadas de otros idiomas llevaban impresa la marca de la censura. Así, donde debería decir:

¡No sé que hacer! Si no hago huelga me golpean
Si la hago mi mujer dice:
“Quien no trabaja no hace el amor”.
Dame el aumento señor patrón
Así verá que en su casa
Y en la de todos, entra el amor.

Donde debería decir eso, se dijo, en la versión española que utiliza Montalbán:

Si la huelga no es la solución
Su mujer tendrá razón si dice:
Quien no trabaja
No tiene amor
Hay que arreglarlo
Con el patrón.

Pero esta curiosidad, esta pérdida de filo en la traducción-traición, no le quita la razón a Montalbán, el cual, en su impagable prólogo del año 72 al Cancionero general del franquismo, analiza esta canción en los siguientes términos:

“El cinturón de castidad al servicio de lo patronal o el voto de la mujer a las derechas nunca ha tenido mejor traducción expresiva que esta canción de Celentano, Chi non lavora non fa l´amore, que provocó fuertes protestas en el seno del movimiento obrero italiano y que fue ignorantemente digerida por el público español. Vemos como la canción no es sólo un medio de conformación lento y seguro de una sentimentalidad y de un catálogo de verdades emocionales, sino que en ocasiones puede ser un directísimo medio de propaganda bajo la coartada de la banalidad.”

Pues eso, bajo la coartada de la banalidad nos inoculan ideas represivas. Sin que nos demos cuenta.

Ahora sí, enfrentemos el peligro de intoxicación ideológica

Expongámonos a la contaminación, esta vez no con Celentano sino con su mujer Claudia Mori, en un vídeo de 1970, en el Festival de San Remo. Un espectador, antes de que empiece el canto, le grita ¡Claudia sei pavorossa! Y realmente el contoneo que sigue lo atestigua: Claudia se balancea, con los brazos en jarra y moviendo el caderamen, vanagloriándose de su pavorosso poderío, de su seductor chantaje: quien no trabaja no hace el amor:



Mujeres así levantan un país.


(La foto es de Manuel Vázquez Montalbán,en 1943. Con cuatro años y ya tan estudioso).

No hay comentarios: