sábado, 1 de noviembre de 2008

Cantando bajo la lluvia 2. Pablo Guerrero quiere más

Hace unos años, en una tarde lluviosa y cursi como esta, lo que te decía en la entrada anterior te lo habría dicho cantando y sin bailar; con una canción de Pablo Guerrero. Antes de ser un tipo alambicado, por no decir retorcido, yo era un joven pionero anarquista; pero ha llovido mucho desde entonces, y ya no creo ni en la revolución ni en esa manía de reeditar al ser humano, de salvarlo de la corrupción, a la que aspiran los amantes del diluvio y las soluciones extremas.

Hay quien pide que llueva a cántaros. Y quien se enamora bajo la lluvia.

Pese a ser más partidario de los días soleados, de la siesta y del escepticismo, el video de A cántaros me enternece; hasta casi me parece estar viendo a mis padres entre el público. Se trata de un concierto del 77 pero la canción es de un disco del año 72, lo cual la convierte en antifranquista (contra el jefe arbitrario, y antediluviano, que no respeta la vida y la libertad de las criaturas), aunque sin descuidar los aires hippies campestres y anticonsumistas que flotaban en el ambiente internacional. Fíjate en Pablo Guerrero, no sé si pastorcillo o cabrero, pero en cualquier caso guardador de rebaños también. Mi momento preferido, como no podía ser de otra manera en esta tarde tan cursi, es un gesto de amor. Fíjate bien, llega en el minuto tres y dura cuatro segundos: entre el público, ella le busca a él con la voz para corear juntos que tiene que llover a cantaros. Me gusta porque él es más fan de Pablo Guerrero que ella, ella lo mira a él, pero él mira el escenario; hasta que ella, con un coro al alimón, consigue que él la mire dos segundos.



Y con esta canción despido este delirio lluvioso; perdona la inundación y las goteras.

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