martes, 4 de noviembre de 2008

¿Crisis? ¡Enciende la tele y deja de llorar!



En la surtida frutería que hay en la carretera, además de fruta, verdura, miel del pinsapar, huevos de campo y, desde hace poco, artículos de delicatesen, despachan también comprensión a su variada clientela. Estar detrás de un mostrador en un pueblo exige profesionalidad y cercanía. Un tendero no se puede permitir el lujo de ser antipático en una red de vecindad tan estrecha y, en algunos casos, tan esquinada; antes bien, deberá propiciar que su negocio sea un rincón de encuentro para los que pasan.

Así que últimamente, siempre que voy a comprar a la frutería de la carretera, me encuentro a un cliente retrasando su despedida con el relato de su mala suerte. El otro día una mujer, en un estacato de frases sin ilación, nos contó la historia de su marido escayolista que lleva un año parado y se sube por las paredes: toda la vida trabajando… en casa sin nada que hacer… Las cosas como están… Cincuenta y cinco años… La frase que más repetía era esta, la de la edad de su marido, un verdadero obstáculo para volver a encontrar trabajo.

¿Dónde está el mando?

Hoy era también un hombre en la cincuentena, con el pelo blanco y hechuras de torero, el que no sabía qué hacer: en dos años la hipoteca le ha subido seiscientos euros, empezó pagando 1100 y ahora paga 1700 euros mensuales. Se despide, del comprensivo tendero y de mí, maldiciendo con impotencia: y lo malo que está tó. Yo entonces me acuerdo de un personaje de Las uvas de la ira que recorre la América posterior al crack del 29 buscando al culpable de aquel desastre para matarlo. Y no lo encuentra, claro.

El poder es una inercia de dominio que nos empuja sin necesidad de que haya alguien al mando. Antes, matar a Napoleón podía cambiar las cosas, hoy no serviría de nada acabar con George Bush porque cualquiera lo podría sustituir sin que las cosas cambiaran en lo fundamental. La metáfora del Dios relojero, en el capitalismo, se cumple a la perfección: el mundo funciona solo; él mismo con su mecanismo. Como un reloj. Que funcione mal o que su funcionamiento aplaste a los clientes de una frutería, son cosas que pasan, cosas que los clientes asumen con impotencia, sin saber a quién echar la culpa. Hoy es día de elecciones y baile de máscaras, y probablemente un nuevo actor -mitad Kennedy mitad Martin Luther King en el imaginario colectivo- entra en escena para quedarse unos añitos. ¿Cambiaran las cosas? De lo mismo a lo mesmo, como diría Rafael Sánchez Ferlosio.

Al llegar a casa el portal de Yahoo! me recibe con la noticia de que este octubre que ha pasado ha sido el octubre en el que más se ha visto la tele: 233 minutos por persona y día. 3 horas, 53 minutos de media diaria. La culpa se la echan al mal tiempo y a la crisis. Tele 5 sigue líder y la 2 alcanza su peor resultado mensual con un histórico 4,1% de audiencia. Canal Sur para mi sorpresa es la autonómica más vista, y líder, además, en Andalucía. La conclusión, no sé si irónica o apresurada, del periodista es que al mal tiempo buena tele. La frase que cierra, me devuelve a la frutería y a Steinbeck: “Las mujeres y los mayores de 45 años fueron el perfil que mayor incremento experimentó con respecto al mes de septiembre”.

Menos mal que está la tele para distraernos. Esta noche retransmiten las elecciones de EEUU en vivo y en directo. Por cierto, ¿Dónde está el mando?



Piedre-citas de autoridad para televidentes exquisitos

Aquí os dejo munición para apedrear la caja tonta. Las he sacado, como tantas cosas buenas, de mi amiga Coral; concretamente de la segunda página de su tesina, un análisis socio-semiótico sobre el programa televisivo de Crónicas Marcianas. Tomen nota:

“Se estima que los españoles pagamos entre 3,3 y 6,6 pesetas por ver una hora de televisión. ¿En qué lugar se puede entretener una familia al completo por menos de 20-25 pesetas al día?”

Ricardo Vaca Berdayes

“La televisión no tanto distrae cuanto que construye permanentemente un mundo de apariencia tan inocente, neutra y “natural” como el real, pero ideológicamente muy activo, en el que se nos instala y en el que aún más, se forja el órgano mismo de nuestra percepción de la realidad. “Distraerse” es una forma muy concreta de estar en el mundo.”

Lolo Rico

“Las derrotas de las utopías históricas construidas en los últimos siglos han representado también la derrota de la Comunicación como instrumento de emancipación.”

Manuel Vázquez Montalbán

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Apaga la televisión y enciende tu mente" viejo lema que en mi pueblo aparece en un muro desde hace tiempo.
Te leo últimamente y me gusta lo que haces.
Saludos
Makoki

S dijo...

cai de casualidad en este blog. muy bueno :) te invito a ver el mio