martes, 21 de octubre de 2008

Nostalgia del porvenir : del verano azzurro a la huelga general. Un paseo con Adriano Celentano.

Hay gente que hace el mundo más feliz, por ejemplo, Adriano Celentano o Paolo Conte. Cuando los dos se juntan la felicidad se multiplica y eso explica, en parte, que en el imaginario colectivo una canción italiana sea sinónimo de buen rollo. Por ejemplo:



Azurro, letra y música de Paolo Conte. Cuando Celentano grabó esta canción, Paolo llevó a su casa una copia de la maqueta: “Era tarde y mi madre aún estaba despierta. Nos fuimos los dos a la cocina y puse en marcha el magnetófono… Mi madre se echó a llorar. Aún me pregunto si eran lágrimas por el pasado o por el futuro.” El pasado y el futuro se refieren seguramente al personal de Conte, cuya madre llora por su triunfo, un éxito que supone una ruptura entre lo que fue y lo que será la vida de su hijo. Sin embargo, desde que lo leí en Paolo Conte, la reconstrucción del mogambo y otras canciones (Lumen), he pensado en esa reacción de la madre como definitoria de la impresión que deja la música en un oyente emocionado. Simon Frith, el sociólogo del rock decía a cuenta de los Beatles que, incluso al escuchar por primera vez uno de sus temas, “había una sensación de recuerdos por venir”. En este mismo sentido Santiago Auserón tituló una de las últimas compilaciones de Radio Futura como Memoria del porvenir. Es una idea repetida, el que la música establece otro tiempo diferente, con pautas rítmicas que físicamente influyen en el latido del corazón, con melodías que evocan emociones concretas, donde es posible llorar por la amada perdida sin dejar de soñar con la camarera que nos sirve. Y lo mejor, que no hay necesidad de que haya amor perdido, ni camarera a la vista: la música las convoca por nosotros. Así que lágrimas por el pasado o por el futuro, una nostalgia del porvenir.

La lolita pirulera y el papito calzonazos

Una experiencia intensa la de la música; como el amor de La pareja más bella del mundo, que fue la primera canción que compuso Paolo Conte para Celentano, que puso la letra. La coppia più bella del mondo, llegó a las listas de éxito en el 67. Fíjense en la interpretación cómica de Celentano que canta en esta ocasión, en lugar de con su mujer -Claudia Mori, para la que fue escrita-, con la cantante Mina:



¿Ven ahora a lo que me refería cuando decía esa cursilada de que Adriano Celentano es una de esas personas que hacen más feliz el mundo? Y la estrategia bufonesca con la que procede no renuncia a la inteligencia, de hecho, al fingirse un tullido mientras entona “somos la pareja más bella del mundo y lo sentimos por los demás que están tristes y son tristes porque no saben qué cosa es el amor”, le da la vuelta a la canción y la universaliza: por feo que sea nuestro amante, si se aliña con amor, resulta el más guapo del mundo. Una vuelta de tuerca que ridiculiza el mensaje de la canción, ese amor tan convencional en el que él la trata como una niña y ella le tiene dominado por sus maneras de Lolita. ¿Quién no ha sufrido (y disfrutado) de una novia que en los momentos de acaramelamiento (o de chantaje) pone voz de niña traviesa? Estrategia de seducción, le llaman, ¡armas de mujer! Algunas tropicales, si te descuidas, hasta te dicen papito, que si ya antes daba repelús, desde el autobautismo de Miguel Bose da directamente calambre. Ella te dice papito y tú le dices mi niña, mi pequeña, mi baby: el círculo se cierra, la media naranja y la naranja entera.

Celentano al interpretar como un bufón tullido, nos está demostrando que el amor es cuento. De ahí que su interpretación sea a la par que divertida reveladora. Si no se tomara a broma y nos cantase la canción sin ironía, con la pose a la que acostumbran los cantantes melódicos, el mensaje que nos trasmitiría Celentano sería el de la pareja más bella del mundo, sin sombra que lo cuestione, de forma que estaría promocionando un tipo de relación que no es otro que el de la lolita pirulera y el papito calzonazos. Ustedes dirán, como siempre que trato de explicar canciones, que exagero. Tal vez tengan razón.

Quien no trabaja no hace el amor

Estábamos con lo inteligente y divertido que es Celentano y cómo hace que el mundo sea más feliz sin hacer que sea más idiota. Dejemos a Paolo Conte para otra entrada y escuchemos otra canción, un auténtico hit, perfectamente silbable y con la torsión y el ingenio capaz de hacer saltar todas las resistencias aunque se trate, ni más ni menos, que de una canción política en la que una mujer le dice a su marido que abandone la huelga, que ya no tiene dinero para comprar comida; se lo dice además con las piernas cerradas: chi non labora no fa l´amore. El país entero está en huelga y ella acaba por desviar la culpa de su marido al mismísimo patrón, al que le acaba pidiendo que suba los sueldos “ y ya verá como el amor vuelve a entrar en su casa, y en la de todos”. Esta canción triunfó en el festival de San Remo de 1970, interpretada por Claudia Mori y, si la red no me engaña, también por Celentano. Vean que estilazo al cante, al baile y a la dirección del coro:



Una canción más socialdemócrata que revolucionaria, pero política al fin, y divertida. En las antípodas por ejemplo de la totalitaria Europe´s living a celebration, de la que ya hablamos aquí por extenso. Pues eso era todo por hoy. Espero les inspire el maestro Celentano tanta felicidad como a mí, y si además les da fuerza, aprovéchenla, irrumpan en el despacho del patrón y pídanle un aumento de sueldo en nombre del amor; si no saben cómo hacerlo, háganlo como el maestro, háganlo cantando.

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