lunes, 29 de diciembre de 2008

La espirulina, el piropo y mi señora. Confusiones contemporáneas.


Ivone acaba de llegar de Cuba con una beca posdoctoral para investigar las aplicaciones de la espirulina; un alga para mí y para el común de los mortales desconocida, pero a la que ella ha consagrado años de estudio farmacéutico.

Como soy de letras y amante de las perspectivas panorámicas siempre me llama la atención la hiperespecialización científica. En mi suprema ignorancia digo espirulina y achino los ojos como intentado ver más allá: un fondo marino de vivos colores, un remedio natural y milagroso para evitar el envejecimiento de las células, una nueva droga portadora de la felicidad y sin efectos secundarios… En fin, relleno mis lagunas con paletadas de imaginación psicodélica mientras pienso que este fin de año, no voy a necesitar ni un buche de champán ni una calada de porro: me bastará con una pequeña dosis de espirulina para empezar una nueva vida, más feliz, más joven y más colorida. Se nos murió Albert Hoffman pero aquí está Ivone y su espirulina.

La espirulina no todo lo ilumina

La llamo por teléfono y, como era de esperar, mi imaginación ha volado demasiado lejos. Por no perder el rigor académico, tratándose de algo científico, le pregunto por el título exacto de su tesis doctoral: “Desarrollo de una línea cosmética para la protección solar con estracto de espirulina platensis cubana”. Pero Ivone, me aclara, está aquí, en Sevilla, para introducir la espirulina en forma sólida como suplemento vitamínico. Me explica que además de las aplicaciones cosméticas, la espirulina –una microalga similar a los sargazos que llegan hasta la orilla de la playa- es rica en proteínas, minerales, vitaminas, aminoácidos esenciales, ácidos grasos poli-insaturados, etcétera. Su misión es convertir el alga en comprimidos: pirulas de espirulina, pero sin vuelo psicotrópico. La realidad siempre a pie de tierra.

Olvido, decepcionado, el alga, y le pregunto por qué su nombre se escribe con una sola ene y no dos. Su padre le inscribió mal en el registro. En Cuba los nombres no están limitados por el santoral ni tampoco por el buen gusto, recuerdo que en Guantánamo, desde donde se ven aterrizar los aviones en la base naval estadounidense, algunos niños atienden al nombre de Usnavy.

Ivone acaba de llegar hace diez días y lo primero que tuvo que hacer al bajar del avión fue comprarse unas botas, ya que las chanclas playeras que tenía no sirven para el invierno. Luego se compró un chaquetón y, aun así, no ha podido evitar caer enferma de gripe.

Piropos a mansalva
Acostumbrada a vivir como cubana, rodeada de gente, la vida en Sevilla en un piso compartido con una compañera con la que apenas se cruza, le parece de una soledad enorme. Más miga tiene su comentario de que aquí los hombres no piropean a las mujeres. Glup, trago saliva e intento explicarle que el feminismo nos tiene enseñado que piropear a la mujer es denigrarla a la condición de objeto, de un objeto bonito, pero objeto al fin y al cabo. Yo, por ejemplo, no es que crea en ese feminismo y, sin embargo, me cuido muy mucho de expresar mis impresiones fuera de un ámbito íntimo no vaya a ser que me pongan mala cara o me llamen directamente machista asqueroso. Ivone parece no entenderme y yo complico más el asunto añadiendo que el imperativo biológico que impulsa los juegos de seducción entre hombres y mujeres, desde la liberación feminista, ha tenido que adaptarse a reglas más complejas y a censuras difíciles de sortear. Ivone me contesta diciendo que a todas las mujeres les gusta que le digan cosas bonitas, y yo ya no sé cómo hacerle entender el entuerto de lo políticamente correcto sin parecer idiota. En fin, trato de explicarle, confusamente, la confusión del macho contemporáneo, su despistada blandenguería. Pensará que aquí estamos todos locos.

Me despido hablándole de un cortometraje protagonizado por un amigo, José Chaves, con el que, precisamente, viajé a Cuba en el año 96. Mi señora, dirigido por Juan Rivadeneira, es uno de los videos españoles más visto por internet, un auténtico suceso mediático que, entre otras cosas, debe su éxito a su incorrección y a su inmoderada falta de respeto hacia la profilaxis verbal impuesta por el feminismo. Una lectura atenta de Freud y de su libro El chiste y su relación con lo inconsciente, permitiría identificar los mecanismos de liberación que activa la risa en relación con lo reprimido. Sin embargo, para no alargarnos más, bastará con una cita de Cioran que ahuyente a las malhumoradas y represoras feministas: “la religión, al igual que las ideologías, que han heredado sus vicios, no son más que cruzadas contra el humor”. Ahora, diviértanse:

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya vi por fin donde comprar los CD´s, me habia sid imposible encontrarlos y fijate , que tiene que ser el mismo cantante quien me guie en la aventura de encontrarlos.

Gracias de verdad, los compraré para el mes que viene, me comprare ambos el primero , aunque ya lo tenga , me gustaria comprarlo pro el simple hehco de contribuir algo en tu misca y el segundo porque me gustaria descucrir lo que expresa El Hombre Delgado en este disco.

En el caso que fuera posible, te cedo mi e-mail para poder charlar cuando te apetezca (laostia2@hotmail.com)

Gracias de nuevo, y animo ! .

Anónimo dijo...

Feliz año primo!!

Este que entra es el nuestro, me cago en la crisis y arriba el optimismo y la imaginación...

Salud camarada

Makoki