Mis amigas parecen haberse puesto de acuerdo para parir todas a la vez. Con tal afán procreador han disparado el índice de natalidad que yo, que no estaba acostumbrado a tanto churumbel, ya no recuerdo de quién es la niña de ojos azules o el niño que al nacer pesó cinco kilos. Tendré que esperar a que crezcan. Mientras tanto voy ensayando con Herman Dune:
Y hasta con El último de la fila:
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