sábado, 27 de septiembre de 2008

Sam Shepard y la doble de la Estrella


Son muchas las razones que me hacen admirar a Sam Shepard. Basta con leer la entradilla biográfica de la contraportada de uno de sus libros para darse cuenta de la altura del personaje: “Sam Shepard (Illinois, 1942) se ha convertido en un mito contemporáneo: polifacético como Boris Vian, legendario como Neal Cassady, amigo y colaborador de los Stones, Patti Smith y Bob Dylan, batería durante años de una orquesta de acid rock, actor en películas como Elegidos para la gloria y Días del cielo, coguionista de Zabriskie Point y Paris, Texas, casado con Jessica Lange… Y, como remate, autor, galardonado con el Pulitzer y el Obie, de más de cuarenta obras teatrales, por las que se le ha llamado el sucesor de Tennesse Williams. También ha escrito dos volúmenes de prosas y poemas, Crónicas de motel y Luna Halcón”.

Y vaya si escribe bien, una prosa afilada y rápida, formalizada en poemas y en fragmentos autobiográficos que saltan de la infancia a un rodaje, del paisaje al paisanaje, de la alucinación a la realidad más doméstica. Es además -como habrán visto en la foto de arriba- un tipo muy guapo y, a través de sus crónicas, uno no puede dejar de imaginárselo como un cowboy underground, la encarnación de lo mejor que ha dado América en los últimos cincuenta años.

El poema que les traigo está sacado de Crónicas de motel, un libro imprescindible que sirvió a Wim Wenders como inspiración para su película de París, Texas: “El film que yo había querido hacer en los Estados Unidos estaba ahí, en ese lenguaje, esas palabras, esa emoción americana. No como un guión, sino como una atmósfera, un sentido de la observación, una suerte de verdad”.

Es un poema que retrata trágicamente la tensión entre la vida y la ficción, el campo y la ciudad, el anonimato y la fama. Dice así:


me encontré con la doble de la Estrella
al abrirse hacia los lados las puertas del ascensor
y yo salía
y ella entraba
a las cuatro de la madrugada
y vi que estaba absolutamente pirada
le pregunté que había tomado
dijo 6 Valium y Vino Blanco
porque hoy era el último día de rodaje
y le pareció que había que celebrarlo
jodiendo con algún tío del equipo
y colocándose
porque éste era su pueblo
y ella iba a quedarse
mientras nosotros nos íbamos
y la tortura de no ser más que una doble
dejada atrás
en un pueblo en el que le dolía haber nacido
estaba destrozándola ahora
de verdad
y eso hizo que volviera a avergonzarme
de trabajar como actor en una película
y provocar ilusiones tan estúpidas
de modo que me la llevé a mi habitación
sin planes respecto a su cuerpo
y ella se sintió desesperadamente decepcionada
intentó arrojarse por la ventana
y le dije que no valía la pena
no es más que una película estúpida
no tan estúpida, dijo ella, como la vida


1/11/81
Seattle, Wa.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Las nubes siguen siendo nubes



Algún día contaremos juntos nuestra historia. Mientras tanto bastará decir que nos quisimos a destiempo: ella me quiso primero, como quieren las mujeres enérgicas, apasionadamente, y yo la quise después, cuando ella ya sólo quería ser mi amiga. Se reirían mucho si me hubieran visto mendigándole un poco de cariño, elaborando alambicadas teorías sobre la amistad y el roce, sobre la libertad y el goce.
Al final quedó una gran amistad, la confianza de haber vivido muchas cosas y saber que la aventura continúa; que quizás nuestro amor fue un experimento fallido y pasajero, pero que como amigos nos queremos para siempre. Suena, lo sé, a frasecita de carpeta de quinceañera y, sin embargo, no saben ustedes cuánta verdad encierra.
Por el camino se fueron quedando un par de canciones que ya casi he olvidado y este poema que escribí -cuando yo sólo quería ser su amigo-, para tratar de convencerla de que el amor que ella sentía hacia mí era, en realidad, una invención; una proyección similar a la que hacemos cuando buscamos formas en las nubes. Ya entonces éramos muy amigos y el no estar de acuerdo en algo -en este caso el amor-, y nuestra natural tendencia al desparrame, nos hacía teorizar mucho buscando fórmulas y encajes imposibles. En fin, este poema con aires de reproche y aterrizaje forzado que, tan pronto lo lancé, no tardó en volver cual boomerang, a tirarme del caballo:


Tú no has estado en el paraíso
y hablas de él como si fuera tu casa

En el jardín se secó el almendro
como lágrimas secas fueron cayendo las hojas
reclamando para sí el descubrimiento del fuego
la extinción de los pájaros azules

Yo probé a cerrar los ojos
por ver si así despertaba

Pero las nubes siguen siendo nubes
y las estrellas no saben de astronomía

En el puente ondea la bandera blanca

Leyendo la noticia del nuevo asesinato de ETA, volví a recordar a Battiato. Concretamente la estrofa que dice: es tan difícil seguir quieto, indiferente, mientras todo entorno hace ruido./ En esta época de locos nos faltaban los idiotas del horror./ He oído los disparos en una calle del centro,/cuántas estúpidas gallinas se pelean para nada.
Así que días más tarde busco el video en Youtube, y me encuentro con él y los años ochenta. La estrofa en cuestión está ilustrada con una portada del News Letter: en titulares la muerte de una víctima del IRA en brazos de su mujer.

martes, 23 de septiembre de 2008

Tictac, tictac, tictac... Reloj ¿qué estás tramando?



Nos relacionamos con la vida en términos narrativos. Sabemos lo que pasa y lo que nos pasa en la medida en que somos capaces de amoldar los sucesos al esquema de un cuento. El acontecer del mundo y la propia vida tienen un carácter abierto que nosotros acorralamos en historias con principio, nudo y desenlace; tejiendo una trama que satisface nuestra necesidad de control. Nos sentimos más seguros en el cuento que en la vida, porque la ficción nos da una ilusión de sentido del que la realidad carece.

En “Breve introducción a la teoría literaria” Jonathan Culler cita un perspicaz ejemplo de Frank Kermode, el autor de “El sentido de un final”, sobre hasta qué punto estructuramos narrativamente lo que nos rodea, en este caso el tiempo:

Frank Kermode advierte -escribe Culler- que cuando decimos que un reloj hace tictac estamos otorgando al ruido una estructura ficcional, que diferencia entre dos sonidos que, físicamente, son iguales, de modo que tic sea un principio y tac sea un final. “El tictac del reloj me parece ser un modelo de lo que llamamos trama, una estructuración que da forma al tiempo y así lo humaniza”.

Desde que leí ese párrafo, siempre que estoy cerca de un reloj aguzo el oído para asegurarme del indistinto sonido del segundero: Tic TicTicTicTicTicTicTicTicTicTicTicTicTic....

lunes, 22 de septiembre de 2008

Cambalachemás allá del siglo XX

Yo la conocí en la voz de Serrat, una versión que venía en el doble disco en directo que mis padres tenían en casa. Supongo que ese sería el primer tango que escuché. En mi casa había también discos de Jorge Cafrune y de José Larralde, pero eso más que tangos eran milongas camperas, coplas de payadores perseguidos y cantos de denuncia. Sólo una vez estuve en Buenos Aires y el taxista que me recogió en el aeropuerto iba escuchando una casete de Larralde; decía que ese sí que cantaba las verdades, las cosas que pasan en este jodido mundo.

Los tangos eran más de mis abuelos que de mis padres, más de los años treinta que de los sesenta. Al parecer mi abuelo lo bailaba muy bien, y así conoció, durante la guerra, a mi abuela. Supongo que puedo decir -estas cosas cursis de rimar el origen a conveniencia-, que el que yo esté en este mundo es en parte gracias al tango, a esa “mitología de puñales”, como escribió Borges, a esa “canción de gesta [que] se ha perdido/ en sórdidas noticias policiales”. Más que esas definiciones del poeta, sin embargo, a mí me gusta la que dio Enrique Santos Discépolo: "el tango es un pensamiento triste que se baila". Me gusta pensar, suena bien, que mis abuelos se conocieron bailando pensamientos tristes. Discépolo también decía que "la tristeza es el corazón que piensa".

El tango Cambalache fue compuesto en el año 34 por Discépolo para la película “El alma del bandoneón”, protagonizada por Libertad Lamarque, cantante que llegaría a ser la novia de América, y que en aquellos años treinta era famosa en Argentina por lo que se llamó “ópera tanguera”, una suerte de híbrido entre el recitado y el tango. Quizás algunos recuerden de ella “Así era mi madre”, película que protagonizó en el 61 junto al sin par Joselito. Pero no nos desviemos del tema que nos ocupa, aquí la tienen con su Cambalache:

En el año 1935, se pudo escuchar por toda España este tema en boca de Ana Luciano, más conocida por Tania, española que emigró siete años antes a Buenos Aires donde conoció a Discépolo, al que acompañaría hasta su prematura muerte en 1951. De ella dice Antonio Pau, en su imprescindible “Música y poesía del tango”, que tenía “una alegría desbordante que trituraba la adversidad” y que “consiguió dar unos años de serenidad a la vida de Enrique Santos Discépolo. A ella le debemos el ambiente de paz que hizo posible algunos de los mejores tangos del siglo”. Bravo por Tania, bravo por las mujeres alegres que nos libran de las tormentas.

En su viaje por España, a los cinco días de llegar, conocieron a García Lorca, el cual les organizó un viaje a Toledo, ciudad en la que había nacido Tania. Por orden del señor alcalde ese día sonaron en la plaza de Zocodover el himno español y el argentino. El tango que más le gustaba a Lorca era "Esta noche me emborracho", tema con el que Discépolo se hizo famoso en el año 28 y que ya interpretaba Tania antes de conocerse. De hecho se conocieron porque a Discépolo le hablaron de una cupletista española que lo cantaba muy bien, y así que se fue a escucharla. Pues bien, estuvieron rodando por toda España su amor y sus tangos, y de aquí se fueron a Tánger y a Tetuán con la intención de regresar en el verano del 36. La guerra lo impidió, aunque sus tangos seguirían sonando por España, en plazas de pueblo y casinos como aquel en los que se conocieron mis abuelos.

Mi tango preferido es Cambalache, y no sólo porque fue el primero que escuché, sino porque me parece que es una canción que mantiene su actualidad y está escrita con una inteligencia que no admite réplica. Es algo más que una canción protesta -como las de José Larralde que le gustaba al taxista porteño-, es un alegato moral, existencialista, el pasmo ante un mundo en el que todo vale y en el que a nadie importa si naciste honrao. Un resumen de lo que ha sido el siglo XX y de lo que el XXI continúa siendo sin visos de mejorar. Hay quien lo ha citado como adelantada denuncia del posmodernismo, en cuanto a que señala 50 años antes la ruptura de jerarquías y valores que impera en el mundo cultural y político desde hace 30. Es la canción idónea, vaya, para echarle en cara a la legión de cínicos que nos rodea; si la vida fuera un musical, yo estaría todo el día cantándola.

Discépolo murió en el 51 y Tania le sobrevivió casi medio siglo cantando sus composiciones. En los sesenta, años en los que el tango atravesaba horas bajas –y mis padres se conocieron-, Tania se retiró a un pequeño local alquilado al que le puso el nombre de Cambalache. Durante la dictadura militar argentina supongo que se enteraría de que las autoridades competentes recomendaron la no difusión de aquel tango por la radio y la televisión.

La versión que les traigo es la del uruguayo Julio Sosa, el varón del tango, un cantante que devolvió al género el origen malevo y el desgarro provocador, salvándolo del estilo almibarado y melodramático de los imitadores de Gardel. Es una gran versión, espero que la disfruten tanto como yo:

domingo, 21 de septiembre de 2008

Entrevista con Julio Ruiz en Disco Grande.



Amigas y amigos, el 30 de julio, con ocasión de la salida de El Hombre Delgado y Los desastres naturales, fui entrevistado en radio3. Con este audio inauguro la sección Autobombo, en la que trataré de recoger las estrevistas y reseñas, habidas y por haber, en torno a mi persona y mis personajes. Buen provecho.
(Para escuchar pulsen a continuación)


Si lo escuchan mal, ralentizado quizás,pueden acudir a la página de radio 3, pulsando aquí.

Un atardecer con Ginsberg, Dylan y la Rolling Thunder.



Salgo solo a ver la puesta de sol.

Entrecierro los ojos y a medio párpado intuyo, en el horizonte, el mar. Un mar con palmeras. Me he sentado en un banco que hay debajo de un pino. Corre la brisa y me acuerdo de otro atardecer, en el otoño de 1975, con Allen Ginsberg ofreciendo cual santón borracho sus enseñanzas meditativas al borde de un lago. Me echo a reír recordando a la banda de Bob Dylan en círculo –vicioso-, vibrando en un mantra improvisado. ¡Qué hermosa locura! Aquella gira de Dylan y la Rolling Thunder, todos pasadísimos, intentando rodar en paralelo una película que vista hoy resulta inaguantable pero que nos da una idea de lo bien que se lo pasaban, de aquella luminosa confusión.

Vuelvo a casa de noche y busco aquel atardecer. Lo encuentro en compañía de una carrera de Dylan por las calles, una cena, una partida de pin-ball... en fin, si supiera editar videos les pondría sólo los dos primeros minutos, con el vibrante atardecer y nada más. Con ustedes pues, un fragmento de “Renaldo y Clara” la peli de Bob Dylan, a la que prometo en una próxima entrada volver, de la mano de Sam Shepard. Feliz ocaso:

viernes, 19 de septiembre de 2008

Me enamoré de una indieCapítulo 1. Mi rifle, mi poni y yo.

Le dije que vivía en un garaje con una estufa de leña y ella, vayan a saber por qué, se imaginó una casa en el lejano oeste. Sólo me había visto una vez y, es verdad, yo llevaba las botas llenas de fango. Llovía como hoy, un poco menos quizás, y yo había estado paseando por el parque del Retiro antes de llegar al bar donde un amigo común nos presentó. Hablamos del tiempo y no sé muy bien cómo le conté la historia de una yegua que me regalaron cuando tenía catorce años y vivía con mi madre en el campo, cerca de Sevilla. Era una yegua torda, bajita como un burro y con el lomo combado de haber soportado desde potrilla el peso de su anterior dueño. Entonces presumía, impermeable a la risa de los demás, de que la yegua era de pura raza árabe.

Salimos los dos del bar, después de despedirnos de nuestro amigo, ella con prisa por perderme de vista y yo dispuesto a llevarla al fin del mundo. Caminamos bajo la lluvia, estaba tan guapa con su paraguas violeta y su pelo erizado por la humedad, que a mí me daba igual estar mojándome mientras ella siguiera a mi lado. No paré de hablar de mi yegua, me parecía un buen tema, si mi memoria no me traiciona, ella en el bar me había comentado algo de que alguna vez asistió a clases de monta inglesa. Le conté que le pusimos de nombre Tacones, por el estilizado sonido de sus cascos al andar, pero que eso daba igual porque los caballos no son perros y no atienden cuando se les llama. Le conté también que nunca supe que pensaba de mí aquel animal y hasta me atreví a sugerir un paralelismo con lo misteriosas que me resultan algunas mujeres, concretamente las que me gustan. No se dio por aludida.

Todas las tardes –le seguí contando- ensillaba a mi yegua y me iba de paseo, a ver la puesta de sol; incluso algunas noches, pasaba de la motocicleta y me iba con Tacones hasta el pueblo, sin prestar atención a los paletos que se metían conmigo. Pensé que estaba empezando a resultar pesado, cuando ella me preguntó qué me decían los paletos. No sé, le contesté entusiasmado de haber atrapado su atención, y, queriendo verla reír, en forzado acento andaluz, grité en medio de la calle: ¡échale paja al borrico! Luego añadí sotto voce, que los de aquel pueblo eran así de brutos y les gustaba mucho gritar. No pareció hacerle gracia -ella era tan sofisticada-, y un silencio lleno de lluvia estuvo a punto de ahogarme.

Ahora que lo pienso, hubiera sido mejor dejarlo ahí, abandonarme a la corriente de agua sucia que corría por la calle y dejarme tragar por la alcantarilla. En fin, ajeno al peligro que se avecinaba, seguí diciendo tonterías: es cierto que Tacones era bajita y que yo ya había pegado el estirón y mis piernas, al montar, caían ridículamente hasta casi tocar…En ese momento, ella, dejándome con la palabra en la boca, levantó la mano y paró un taxi. Desde la ventanilla se despidió de mí: Hasta luego silvestre, vete a contarle tus aventuras rurales a otra.

El caso es que a los pocos días me encontré en mi buzón de correo electrónico un mensaje con la pregunta ¿cómo está ese poni? por asunto. Al abrirlo, una lacónica frase:
Los que hablan mucho se quedan solos, con su rifle y con su poni.
Y este video de youtube:



Continuará...

¿Lorca es todos los muertos?


Leo en El País un titular escandaloso: García Lorca es todos los muertos. La licencia poética es de Francisco Rico que tirando de sinécdoque declara al periodista Juan Cruz, que Lorca es todos los muertos y que todos los muertos son Lorca. Esas grandes frases que resuenan tanto que nos hacen perder el sentido.

Resulta que a vueltas de la recuperación de la memoria histórica van a encontrar los huesos del poeta, entremezclados con los de un maestro republicano y los de dos banderilleros anarquistas. Será en el barranco de Víznar, en una fosa común en la que yacen miles de asesinados más; aunque según Ian Gibson los restos del poeta podrían estar debajo de un olivo, otras fuentes señalan que se encuentra enterrado a 400 metros de allí. Así que bueno, a poco que les falle el cálculo, se van a encontrar con miles de huesos que habrá que limpiar, clasificar, identificar mediante pruebas de ADN… para volverlos a enterrar. Aquellos que hayan sido reclamados por familiares, como es el caso del maestro y de uno de los banderilleros, tendrán su lápida y su nombre o, tal vez, sus restos serán incinerados para que lo poco que quede de ellos se lo lleve el viento. Pero ¿qué harán con todos aquellos no reclamados a los que se encuentren por el camino? ¿Una nueva fosa común? ¿Un monumento a los caídos inaugurado por el rey y el presidente Zapatero? ¿De eso se trata cuando hablan de recuperar la memoria histórica?
Entendiendo la memoria como un espacio de lucha, los redactores de la revistaArchipiélago , en su especial sobre Mayo del 68, escriben un párrafo iluminador:
"Recuperación de la memoria es un mal comienzo: la expresión pareciera ya aludir a una reconstrucción del pasado que apuntala o completa el presente. En España nos remite inmediatamente a la gestión pesadamente institucional de una memoria de los mártires de la democracia a los que se debería reparar y pedir perdón, sin mayor preocupación por saber si los militantes antifranquistas eran verdaderamente mártires de la causa constitucional, sin imaginar que quizás pueda haber formas de reparación que no pasen por arriba, sino por establecer desde abajo otro tipo de continuidades con el presente de luchas".

Desde la perspectiva de una memoria viva, tanto el recuerdo del movimiento del 68 como el de los revolucionarios anarquistas que fueron represaliados en la guerra y en el franquismo, son necesariamente conflictivos con el presente. Las aspiraciones de cambio social, de lucha a favor de una sociedad sin clases, sobra decir que no se han cumplido. Para un anarquista -como eran Francisco Galadí Melgar y Joaquín Arcollas Cabezas, los dos banderilleros que reposan junto a Lorca- la democracia representativa es un engaño, una intermediación tramposa que sirve para que los de siempre sigan mandando. Lo interesante de este episodio de exhumaciones que se avecina no es tanto que se realicen o no, sino si verdaderamente van a servir para recordar y de qué manera. La verdad es que, a 30 años de los Pactos de la Moncloa que decretaron el olvido, no creo yo que vaya a servir de mucho. Curiosamente estos pactos fueron suscritos por todas las fuerzas sociales, económicas y políticas, salvo por la CNT, a la que dicho sea de paso, no tardaron en hundirla, desde arriba, con el caso Scala.

Pese a la juiciosa cautela de la familia Lorca, partidaria de que los restos del poeta se queden allí: “Nos preocupa - ha dicho Laura García Lorca- que una exhumación parcial marque diferencia entre unos y otros. Ahora todos descansan en un cementerio común, todos han sido víctimas del mismo salvaje y cruel asesinato. Entendemos que esa es su tumba definitiva, en ese barranco y en esa compañía. No nos gustaría destacarlo por encima de nadie. Ahí debe descansar como uno más, en orden alfabético, junto a los demás.” Pese a esta cautela, digo, El País titula hoy que Lorca es todos los muertos, una sinécdoque grosera que con su trazo grueso oculta la realidad de miles de personas asesinadas. Porque si Lorca es todos los muertos ¿quiere eso decir que una vez que se exhume su cadáver y se vuelva a enterrar se habrá hecho justicia con todos los represaliados? Obviamente no, la parte por mucho que se empeñen los periodistas que juegan a ser poetas, no es el todo.

Stalin dijo una vez -según recoge Martin Amis en Koba el temible- que una muerte es una tragedia pero que la muerte de un millón de personas es mera estadística. A ver si con esto de decir que Lorca es todos los muertos no se le está dando la razón a Stalin: haciendo de la tragedia del poeta el símbolo de todos los muertos lo único que se está haciendo no es recuperar la memoria sino empaquetarla en una metáfora que desnaturaliza la suerte de los miles de represaliados.

Más sentido que estos lances escatológicos de huesos y tumbas, sería atender a lo que de vivo tenía aquel pasado cruentamente interrumpido. La poesía de Lorca, por supuesto, pero también las experiencias libertarias y las luchas anarcosindicalistas. ¿Se imaginan que de la inspiración en nuestros abuelos pasáramos a la acción y, por ejemplo, respecto al problema de la vivienda nos lanzáramos a una huelga de alquileres y de pago de hipotecas? Ah, la revolución, qué lejos queda de aquí; qué muertos estamos todos.

Piedre-citas de autoridad 3.La vida en el aire.

.
Un rayo de sol me descubre una tela de araña bajo el sofá.
Me acerco para verla con detenimiento.
Pienso en Louise Bourgeois, en la araña y en ti. Agarro la escoba y, un segundo antes del fatal barrido, una piedre-cita de autoridad me golpea la cabeza. Veo la luz, veo la vida y dejo avergonzado la escoba en el rincón.

La piedre-cita dice así:
"Dentro de un rayo de sol que entra por la ventana a veces vemos la vida en el aire. Y lo llamamos polvo."
C. G. Jung

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Cartas de amor y desamor a Sophie Calle



Yo estuve en la Bienal de Venecia entre otras cosas para ver la obra de Sophie Calle. A partir de un e-mail de ruptura sentimental recibido, Sophie encarga a 107 mujeres, de las más variadas profesiones, que lo reinterpreten. La instalación que ocupaba todo el pabellón francés -con vídeos, fotos y los comentarios y anotaciones de las mujeres invitadas- se titulaba Prenez soin de vous (Cuídese) porque esas eran las palabras finales de la misiva con las que se despedía el remitente: “Tomé la recomendación al pie de la letra” explica en el catálogo. “Pedí a 107 mujeres que me ayudaran a interpretar el e-mail. Que lo analizaran, lo comentaran, lo representaran, lo bailaran, lo cantaran, lo disecaran, lo agotaran. Que hicieran el trabajo de comprender por mí. Que hablaran en mi lugar. Una manera de tomarme mi tiempo para romper. A mi ritmo. En definitiva, cuidarme".

Entre bailarinas, poetas, matemáticas, abogadas, pintoras, maestras de Ikebana, policías, psicoanalistas, campeonas de tiro de precisión, contables, astrólogas, y un largo etcétera, estaban Victoria Abril y Christina Rosenvinge, aportando su granito de arena en aquella multitudinaria y pública respuesta estética al misterioso G., el cual en ningún momento de su carta deja de tratar de usted a la desconsolada Sophie.
La instalación era apabullante y eso en parte le restaba fuerza; no sé si por mi condición de varón, pero tanto despliegue impúdico, me hizo sentir una enorme simpatía por G. En las antípodas de aquel espectáculo de exhibicionismo coral recordé otra obra de Sophie, esta vez una carta de amor, recogida en Des histoires Vraies, que a mí me parece memorable porque demuestra con muy pocos elementos que el amor es ante todo una construcción retórica, un cuento, y en este caso, además, de pago. Un párrafo le basta para desenmascarar la retórica amorosa y extender la sospecha sobre la verdad de los sentimientos. También, y en sentido inverso, puede pensarse en la perturbadora idea de que tal vez el amor se pueda comprar. Decidan ustedes y, en cualquier caso, cuídense:

La carta de amor

Sobre el escritorio anda rodando con desidia desde hace años una carta de amor. Nunca había recibido una carta de amor. Le encargué una a un memorialista. Recibí, ocho días más tarde, una bella carta de siete páginas, escrita en verso y pluma. Me había costado cien francos y el hombre dijo: "...yo, sin moverme, he estado en cualquier parte donde tú estabas..."
Sophie Calle, Des histoires vraies.


*Las imágenes están tomadas en la instalación Prenez soin de vous realizada por Sophie Calle en el Pabellón Francés, durante la 57 Bienal de Venecia.

Juan del Junco y el sueño del ornitólogo


Juan del Junco ha estado dos años trabajando con pájaros muertos, mejor dicho con pieles disecadas de pájaros muertos. Hace unos meses me lo encontré en el centro de Sevilla, montado en su bicicleta, con su cámara en bandolera y unas gafas de aviador. Iba camino del Pabellón de Perú, donde la Estación Biológica de Doñana conserva su colección de pieles de aves disecadas, a las que -según me informó- llevaba más de año y medio fotografiando para un proyecto que pensaba exponer en el Museo de Huelva. Me contó que su padre era Ornitólogo y de niño, en muchas ocasiones, lo había acompañado en sus labores de catalogación y estudio de pájaros.

Ayer por la noche, mientras en Londres Damien Hirst estaría celebrando los 140 millones de euros recaudados en la subasta de, entre otros, El becerro de oro y El reino (un becerro ensortijado y un tiburón, respectivamente, mantenidos en formol); y mientras, a tiro de piedra, Madonna cantaba ante 45.000 fieles en el estadio olímpico, se inauguró en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo EL SUEÑO DEL ORNITÓLOGO II (DEL PHYLLOSCOPUS SIBILATRIX A LA OXIURA JAMAICENSIS). Las 260 fotografías de pieles de pájaros ocupan las cuatro paredes de la capilla de San Bruno; en ese reducido espacio, el techo ha sido cubierto por una lona para evitar interferencias, lo que proporciona la ilusión de hallarse en un laboratorio científico. Buitres, águilas, patos, cigüeñas, Búhos, y también pájaros de pequeña envergadura, fotografiados impecablemente sobre un fondo blanco y una luz fría; ejemplares sin entrañas, con algodones blancos en los ojos y etiquetas identificativas atadas a sus patas. El conjunto, en contra de lo que se pueda pensar tratándose de pájaros muertos, produce una extraña tranquilidad, un sosiego que intento explicarme pensando en el silencio, la quietud y la honestidad de unos cadáveres que no fingen la ilusión de estar vivos como las obras del taxidermista, y que, sin embargo, atesoran la belleza viva de la perfección natural. Perfecto viene del participio latino perfectus que significa acabado, y al contemplar en estos ejemplares el diseño que la naturaleza a lo largo de miles de años de evolución ha proporcionado a las especies, uno no puede más que admirarse de su perfección, del bello acabado de las formas, en las que nada sobra ni falta.

Juan ha procedido con rigor técnico en la realización de esta obra, hasta el punto de manifestar que su idea es que las imágenes puedan servir, más allá de su razón de ser estética, como archivo fotográfico-científico. Le pregunto por la escala de la reproducción de las imágenes y me contestas que escala 1: 1, que las aves están a tamaño real y que sólo en algunos casos hay un ligero aumento de un 5%. Pero no nos equivoquemos, ese esfuerzo riguroso y esa distancia documental, son un atajo artístico para mostrar una experiencia subjetiva: en este proyecto, leo hoy en El País, Juan trata de aunar, en sus propias palabras, “lo biográfico y lo científico para reconstruir un catálogo de las aves que podían encontrarse en la península ibérica durante mi niñez”.

Yo creo que es un sueño común a muchos niños el querer ser biólogos. Juan tuvo la suerte de tener un padre ornitólogo y ahora, con 36 años vuelve sobre aquel sueño infantil, y nos deja asomarnos a él, a través de ese asombroso inventario de pieles de aves disecadas que alumbra, sin aditamentos ni amaneramientos artísticos, la bella perfección de la naturaleza.
Creo además, que El sueño del ornitólogo marca un punto de inflexión en la producción de este artista. Sus fotografías anteriores estaban habitadas por personajes enajenados en ambientes domésticos, una teatralización, si quieren, de la soledad y la incomunicación contemporáneas, imágenes no exentas de poesía y buen hacer pero inevitablemente condenados por su temática y artificiosidad a terrenos ya trillados por la fotografía contemporánea. Pareciera que el artista enfrentado a la inercia de repetirse ha decidido aventurarse, con método y honestidad, en un cambio de registro. Si ya en su trabajo anterior Del naturalista y lo habitado: huellas, trazas y el artificio del artista apuntaba hacia un nuevo horizonte, en EL SUEÑO DEL ORNITÓLOGO (DEL PHYLLOSCOPUS SIBILATRIX A LA OXIURA JAMAICENSIS) lo alcanza de lleno.

*Si quieren ver mejor las imágenes pinchen encima.
**Si quieren ver, y sentir, mejor la obra, tienen hasta enero para visitar EL SUEÑO DEL ORNITÓLOGO II (DEL PHYLLOSCOPUS SIBILATRIX A LA OXIURA JAMAICENSIS) en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (Avenida Américo Vespucio, 2. Sevilla).

martes, 16 de septiembre de 2008

Una semana de viaje en blogo


Concluyéronse, pues, los cielos y la tierra y todo su aparato, y dio por concluida Dios en el séptimo día la labor que había hecho, y cesó en el día séptimo de toda labor que hiciera.
Cap. 2 del Génesis, Biblia de Jerusalén


Amigos, ayer este blog cumplió una semana de existencia; por sana tradición divina me tomé el día de descanso. Hacer del lunes un domingo, la vieja reivindicación de los perezosos, encuentra en mi mundo puntual cumplimiento.
Ah!, mi mundo… lanzo un suspiro, y contemplo con ansiedad a mi criatura; como un padre que sospecha que en vez de hijo alumbró un tamagochi hambriento.
El viaje continúa.

domingo, 14 de septiembre de 2008

Luna Llena

En este pueblo, como en tantos lugares maltratados por el urbanismo y el mal gusto, hay que esperar a la noche para que las bombillas hagan digerible el paisaje. Hoy es luna llena y además es domingo. Salgo a pasear solo; pensando en ti. Me entretengo haciendo fotos. Vuelvo pronto a casa.

David Foster Wallace descansa en paz


David Foster Wallace ha muerto. Su mujer se lo encontró colgado el viernes por la noche en su casa de Claremont, California.
Vuelvo al Babelia de la semana pasada y recojo dos citas de la poeta rusa Marina Tsvetáieva. En una considera el suicidio como “el heroísmo del alma que se transforma en heroísmo del cuerpo”; en la otra se interroga, y responde, acerca de la vida o la muerte de un escritor: “¿Acaso X está vivo y es contemporáneo porque puede ir a una reunión y Marcel Proust está muerto porque ya no puede ir a ninguna parte? De esa forma sólo se puede juzgar a los velocistas”.
Hace una semana al leer estas citas me acordé de Pedro Casariego Córdoba, tan vivo quince años después; hoy me acuerdo de Foster Wallace.
Me pongo mis zapatos de deporte y salgo a correr un rato.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Piedre-citas de autoridad 2 (o cómo tirar la piedra y esconder la mano)













Esta
Vida
Demasiado
Plácida
Me
Extingue.
Estas horas
Solemnes
Sofocan
Los incendios
Imprudentes
Y los papeles
En llamas.
Ansío el
Terremoto
Particular
Que alguien
Me ha
Prometido.

Soy el hombre
Delgado
Que no flaqueará
Jamás.


Pedro Casariego Córdoba, La vida puede ser una lata ( Árdora,1987)

Y especialmente dedicado al Hombre Kitsch que estos días se finge delgado, una piedre-cita de Umberto Eco, de su libro Apocalípticos e integrados; para que aprenda a distinguir las voces de los ecos y pierda de una vez por todas su libreta:

“Lo que caracteriza el kitsch es su incapacidad para fundir la citación en el nuevo contexto; y el manifestar un desequilibrio en el cual la referencia culta emerge provocativamente, pero no es intencionada como citación, es pasada de contrabando como invención original, y sin embargo domina sobre el contexto, demasiado débil para soportarla, demasiado informe para aceptarla e integrarla. Podríamos definir, en términos estructurales, el kitsch como el estilema extraído del propio contexto, insertado en otro contexto cuya estructura general no posee los mismos caracteres de homogeneidad y de necesidad de la estructura original, mientras el mensaje es propuesto –merced a la indebida inserción- como obra original y capaz de estimular experiencias inéditas.”


Para despistados, y perdidos entre dos tierras,pueden ampliar información en El País, en Rock and Blog que descubrió el pastel, en La ruta de la seda y, especialmente, en Efe Eme, donde hoy hablan de mis desastres naturales.

viernes, 12 de septiembre de 2008

Man in Black o la tentación de creer en dios escuchando a Johnny Cash


Hoy, 12 de septiembre, hace cinco años que murió en Nashville El Hombre de Negro. No se lo creerán pero escuchando la voz de Johnny Cash les confieso que me entran ganas de creer en dios.
En su autobiografía, publicada en 1975, cuenta que la canción que lo convertiría en el Hombre de Negro la compuso para uno de sus últimos programas de la cadena ABC, concretamente para el Especial del Campus, donde una audiencia de estudiantes de la Universidad de Vanderbilt tuvo el privilegio de escucharla por primera vez. “Siempre que los periodistas me arrinconaban, me preguntaban lo que opinaba sobre asuntos sociales, problemas y prejuicios. Todas aquellas preguntas de los reporteros estaban archivadas en el trastero de mi mente para quedar respondidas en aquella nueva canción". Este es el video del estreno de Man in Black donde realmente Johnny está en estado de gracia:



Y para los que no sepamos bien inglés, esta es su letra:

Bueno, te preguntas por qué siempre visto de negro,
por qué nunca ves colores brillantes a mi espalda,
y por qué mi apariencia parece tener un tono sombrío,
Bien, hay un motivo para las cosas que llevo puestas.
Ah, visto de negro por los pobres y los abatidos.
Que viven en la parte hambrienta y sin esperanza de la ciudad,
Visto de negro por los presos que hace tiempo que pagaron por su crimen,
Pero que siguen encerrados porque son víctimas de los tiempos.

Visto de negro por aquellos que nunca han leído
O escuchado las palabras que pronunció Jesús,
Sobre el camino hacia la felicidad a través del amor y de la caridad,
Vamos, pensarás que Él nos está hablando directamente, a ti y a mí,
Ah, lo estamos haciendo asombrosamente bien, supongo,
En nuestra vorágine de coches relucientes y ropas de lujo,
Pero sólo para que nos acordemos de aquellos que quedaron atrás,
A partir de ahora voy a ser un Hombre de Negro.

Visto así por los enfermos y por los ancianos solitarios,
Por los temerarios a los que un mal viaje dejó por el camino,
Visto de negro de luto por las vidas que pudieron haber sido,
Cada semana perdemos a cien jóvenes brillantes.
Ah, lo llevo por los miles que han muerto,
Creyendo que el Señor estaba de su parte,
Y lo llevo por esos otros cientos de miles que han muerto,
Creyendo que todos estábamos de su parte.

De acuerdo, hay cosas que nunca estarán bien, lo sé,
Y las cosas necesitan cambiar donde quiera que vayas,
Pero hasta que no empecemos a movernos para hacer que unas cuantas cosas vayan mejor
Nunca me verás llevando un traje blanco.
Ah, me encantaría vestir un arco iris todos los días,
Y decirle al mundo que está todo bien,
Pero intentaré llevar un poco de oscuridad a mis espaldas,
Hasta que las cosas mejoren, soy el Hombre de Negro.


El Hombre de Negro se despidió de esté mundo con American Recording, cuatro discos y un quinto póstumo, producidos por Rick Rubin, en los que interpretaba canciones de U2, Beck, Nine Inch Nails, The Beatles, Depeche Mode, etc... Escuchemos, por ejemplo, su aplastante versión de Personal Jesus, en un video que algún fan anónimo se ha encargado de montar:


Y por no apartarnos de la piadosa senda emprendida en este homenaje, digámosle adiós con God´s gonna cut you down, mi canción preferida de su disco póstumo. Nos acompañan en el adios Iggy Pop, Kanye West, Chris Martin, Kris Kristopherson, Patty Smith, Terrence Howard, Flea, Adam Levine, Chris Rock, Justin Timberlake, Kate Moss, Sheryl Crow, Dennis Hopper, Woody Harrelson, Amy Lee, Scott Weiland, Dixie Chicks, Mike Jones, Bono, Anthony Kiedis, Travis Barker, Lisa Marie Pressley, Kid Rock, Jay-Z, Keith Richards, Corine Bailey Rae, Johnny Depp, Owen Wilson y algunos más.



En fin, bastará decir que no creo en dios pero creo en Johnny Cash.

*La autobiografía Man in Black está publicada por Acuarela libros.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Katmandú, la sombra y la luzFebrero 2006


Boudanath

y alrededores

Piedre-citas de autoridad (o cómo tirar la piedra y esconder la mano).



Hablar es tener demasiadas consideraciones con los demás. Por la boca mueren el pez y Oscar Wilde.
(Fernando Pessoa, Libro del desasosiego)

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Hueles como los árboles


La vida es una sombra tan solo, que transcurre; un pobre actor
que, orgulloso, consume su turno sobre el escenario
para jamás volver a ser oído. Es un cuento
contado por un idiota, lleno de ruido y de furia,
que nada significa.
(W. Shakespeare, Macbeth)


D.Hockney, Bigger trees near water.


Cuando ella llegó, yo estaba perdido en la lectura de El ruido y la furia, intentando enterarme de algo. Ya saben, Faulkner toma el título de Macbeth, y la primera parte de su novela tiene por narrador a Benjy, un deficiente-autista, a través del cual el presente y el pasado de la tormentosa familia Compson se entrecruza y se desdibuja en una sugerente oscuridad argumental. Una historia -la vida- contada por un idiota; una historia, llena de ruido y de furia, que avanza sin explicaciones, a remolque de las impresiones de Benji, para el que, según comentó Faulkner, todo sucede en el mismo instante.
En ese instante de incomprensión en el que vive Benji sobresale la pasión que siente por el fuego, por un trozo de prado y por su hermana Caddy, de la que dice siempre que huele como los árboles.
Así olía ella también. Cerré el libro y se lo dije, sin saber muy bien si mi olfato no estaba condicionado por la lectura. White Musk –me contestó ella, matando todo el encanto- un aceite esencial de Body Shop. Luego se fue; tenía la costumbre de marcharse siempre antes de tiempo. Apoyado en la almohada, sin comprender, como un idiota, escribí el poema:

Hueles como los árboles,
te digo recordando a Faulkner,
mientras me balanceo en el columpio
y me acaricia el aire,
el perfume me lleva
a querer abrazarte
pero la suerte del colgado
en el balanceo
es pasar sin tocarte.
Estar contigo es jugar a las cometas
perdiendo el hilo,
estando aquí
estás en otra parte.
Tú me besas desde lejos
y cuando estoy más cerca
te marchas porque es tarde.
Se queda tu olor
como un columpio que arde solo
bajo los árboles.

Cuentos Bárbaros. Por Cristobal Quintero



Amigas y amigos no dejen de pasarse por la exposición de los últimos cuadros de Cristobal Quintero, sugestivamente titulada "Cuentos Bárbaros". En la Galería Magda Bellotti (c/Fucar, 22. Madrid) del 12 de septiembre al 25 de octubre.
(Para contemplar mejor la invitación con "La cena del capitan" basta con pulsar encima; para regalo de sus ojos pueden ver más aquí).

lunes, 8 de septiembre de 2008

Europe is living a celebration


"Vais a acabar de Europe´s living a celebration hasta las orejas"
Rosa, un día antes de cantar en Eurovisión.

El 25 de mayo del 2002, con 14.380.000 espectadores, las votaciones del Festival de Eurovisión se convirtieron en el momento más visto de la televisión en España. Hagan memoria: Celebration, celebration... Rosa de España, voz principal; Bisbal, Bustamante, Chenoa, a los coros. Operación Triunfo primera temporada. La canción elegida: Europe´s living a celebration. Hubo revuelo y escrúpulos estéticos, pero nadie pareció fijarse en su discurso totalitario. El tópico de la traición de la música -que anonada los sentidos e impide la comprensión de la letra-, pareció cumplirse; hasta el punto de hacer pasar desapercibido el tufillo fascistoide del himno que nos representó en el concurso de todas las televisiones públicas europeas.

El carácter institucional del evento eurovisivo, el que en la elección del tema y de la representante participara la audiencia –mediante voto telefónico y de pago-, y, sobretodo, el fenómeno masivo que supuso, confieren un valor extraordinario a esa “inocente” canción. Veamos qué idea de Europa promociona, qué celebra con tanto bombo y tanto platillo.

Pero antes de pasar al análisis de la canción, hablemos de su intérprete, Rosa López, y del valor metafórico que alcanza su transformación. Rosa López, destinada a despachar pollos asados tras un mostrador de Armilla (Granada), con serios problemas de vocalización, gorda y con gafas, se convertirá en la protagonista y ganadora de Operación Triunfo. Rosa, que parece que se ha colado accidentalmente en el programa, será la que experimente la gran transformación mítica, como una cenicienta informe que asciende del encierro doméstico al reino de los cielos. En el camino tendrá que soportar un duro régimen alimenticio, un cambio de gafas, de melena y hasta de dentadura. Una metamorfosis espectacular que la audiencia premiará, semana tras semana, haciendo de ella la eterna favorita.

De esta forma Rosa López acabará por representarnos en Eurovisión, encarnado simbólicamente esa otra transformación, la de España: un país cazurro y atrasado que en tiempo record ha experimentado la modernidad y un desarrollo económico sin precedentes, haciéndose hueco en una Europa que hasta hace poco terminaba en los Pirineos. Rosa, encarnación de la nueva España europeista, Rosa de España.

Además de la intérprete hacía falta, claro, una canción que sintonizara con el sentir popular, una canción con la que el público se identificara. Para estas urgencias, la productora, contaba con compositores de la talla de los hermanos Toni y Xasqui Ten, uno de los pilares ¿creativos? de la discográfica Vale Music. En una entrevista del 2004, ante la inquisitiva pregunta de qué música se está obligado a hacer hoy en día, los hermanos exponen por turnos el amor mercenario que les une a su trabajo:

Toni Ten– Nosotros sabemos que la música que hacemos no la compraríamos en una tienda, personalmente construiría otro tipo de música. Pero lo que es innegable es que hay una demanda, la gente consume un tipo de música determinado y nosotros estamos para dar cobertura.
Xaqui Ten– Realizamos mucha música para el verano que son canciones con fecha de caducidad. En el pasado una canción podía mantenerse número uno del hit parade durante meses, pero eso ahora es imposible. Son canciones con fecha de caducidad. Por poner un símil hacemos música fast food .

Hamburguesas sonoras para todos. Lo que nos interesa aquí, en el análisis de esta canción, es la actitud de componer pensando en el gusto masivo. Construyamos un hit europeísta, debieron de pensar al alimón los hermanos Ten, un hit que mezcle la peripecia personal del ganador de OT con nuestra Europa, un hit fast food que le guste a toda España. Se pusieron manos a la obra y les salió, supongo que sin darse cuenta, un himno totalitario. Un himno que fue refrendado por la audiencia resultando elegido para representar a España. Música hooligan y versos definitivos:

Celebration, celebration…

Estoy feliz de encontrarme hoy aquí
Y no me preguntes más por qué
Ya corre en mis venas la emoción
Y nace en mí una ilusión
Empieza algo nuevo en mi interior
Que me lleva a ti
Un camino por hacer
sin nada que esconder


Rosa y España están contentas de estar en Europa. Una felicidad puramente emocional, sin complejos ni desvelos intelectuales, ante la que sobran las preguntas y las razones: y no me preguntes más por qué. La unión europea es algo visceral, que nace en el interior de sus miembros y miembras, como un destino irremediable. Un camino por hacer sin nada que esconder: como si la construcción europea no tuviera nada que ocultar y fuera fruto de la fraternidad. Yo no sé ustedes, pero a mí que alguien me diga que no tiene nada que esconder me hace sospechar, y aún más si no me deja preguntarle. En mayo de 2002 ya llevábamos cinco meses con el Euro, y habría sido oportuno preguntar por el encarecimiento de la vida que el cambio de moneda había supuesto. A las canciones, como a cualquier obra de ficción, hay que hacerle preguntas. A lo mejor nuestra representante en Eurovisión, con su natural gracejo, nos habría respondido, -como respondió cinco años más tarde el ministro Solbes- que la subida de precios era porque los españoles no sabíamos lo que vale un euro, y nos dejábamos el sueldo en propinas. Los españoles, ya se sabe, siempre celebration, de mostrador en mostrador. Pero no perdamos el hilo que llega el primer estribillo:

Europe´s living a celebration
Todos juntos a cantar
Europe´s living a celebration
Nuestro sueño una realidad


Con tanto confeti, los hermanos Ten, no repararon en que la frase que da título a la canción y constituye el estribillo, es decir la parte de la canción más repetida y coreable, está mal construida; que en inglés el verbo vivir no se aplica a celebraciones. ¿A quién le importa? La máquina está en marcha y hacer el ridículo forma parte de la fiesta y del espectáculo. De hecho, el personaje de Rosa se hizo fuerte en Operación Triunfo gracias a -y no a pesar de- su ignorancia. De esto ya escribiré algo en el siguiente post, quedémonos ahora en el mensaje del estribillo, en esa celebración de un sueño hecho realidad, que presenta a Europa, como una utopía cumplida en la que todos cantamos juntos.
Atentos que ahora, como tantas veces en la Historia, después del sueño hecho realidad, llega la pesadilla totalitaria:

No se oigan jamás las voces que no
Nos dejen dar el paso final
Si existe en nosotros la pasión
Y brilla una luz en tu interior
Ahora el tiempo nos cambió
Y será para siempre
No dudes por favor
Lo dice el corazón


Verso a verso, golpe a golpe, los iluminados soñadores avanzan aplastando la discrepancia: No se oigan jamás las voces que no nos dejen dar el paso final. Un paso irremediable, para siempre: el paso final, el fin de la historia que Fukuyama proclamó con la caída del muro de Berlín, declarando a la democracia formal y al capitalismo como estación terminal, como cota de la evolución histórica más allá de la cual solo existen involuciones trasnochadas. En verdad, esta pretensión definitiva es común a todos los regímenes políticos, el poder siempre ha tratado de confundir su realidad histórica con el reino de los cielos. O lo que es lo mismo, los poderosos siempre tratan de presentar su dominio como algo natural y, por tanto, necesario. Todos juntos a cantar: vivimos en el mejor de los sistemas posibles y será para siempre. Y no lo dudes, por favor, lo dice el corazón ( y si dudas tampoco importa porque tu voz no se oirá jamás). Pensamiento Único y Sentimiento Único, por favor.
Retorna el ritornello victorioso:

Europe´s living a celebration
Todos juntos a cantar
Europe´s living a celebration
Nuestro sueño una realidad


Y un amoroso ruego:

No nos dejes amor (no lo hagas por favor)
No digas adiós (nunca jamás)
Y crece porque tengo la fuerza y la ilusión


Tanta insistencia en que no les abandonen parece atribuir más fuerza a los discrepantes antieuropeístas de la que realmente tienen. Durante la campaña para el referéndum sobre la constitución europea (2005), la lucha principal de los partidos mayoritarios, a favor del sí, no fue la lucha de las ideas sino la de la participación. Y así se pasaron la campaña tratando de entusiasmar a los votantes, apelando a la emoción y sin dar demasiadas razones. El que solo participase un 42% del censo, la participación más baja de la historia desde la llegada de la democracia a España, muestra la apatía generalizada, esa aceptación desganada ante la inevitable imposición de Europa. En este sentido, no está de más recordar que el resultado del referéndum no era legalmente vinculante para el gobierno, es decir que se trataba de una mera consulta para respaldar la posterior ratificación parlamentaria del tratado. El caso es que Europa por mucho que insistan, es una fiesta aburrida, y algo de esta apatía debieron de intuir los compositores de Europe´s living a celebration cuando nos ruegan tan amorosamente que no les digamos adiós; nunca jamás.
Con interesantes variaciones llega el estribillo final:

Europe´s living a celebration
Nuevos tiempos la necesidad
Europe´s living a celebration
Es tu fiesta y no hay marcha atrás

Un himno hooligan, de chunda-chunda y sílabas alargadas. Un hit fast food que muestra el desprecio a la razón en favor de la emoción y la fuerza (“¡Muera la inteligencia!” que diría Millán Astray); que declara su voluntad de aplastar la discrepancia; que pregona como inevitable, irreparable y necesario su paso final; que se presenta a sí mismo y a Europa como un sueño, una utopía realizada, de la que no puedes escapar porque es tu fiesta y no hay marcha atrás. ¿Qué pasaría si en lugar de Rosa de España el intérprete de esta “inocente” canción fuera, por ejemplo, Iñaki de Juana Chaos? Hagan la prueba, basta con sustituir Europa por Euskadi: Euskadi´s living a celebration. ¿No les entra el tembleque? Me dirán, y con razón, que una cosa es Europa y otra Euskadi, pero el demagógico ejemplo sirve para descubrir el totalitario y aberrante discurso que, en boca de Rosa y los chicos de Operación Triunfo, pasó totalmente desapercibido.
Ahora, por fin, les dejo con el video. Prometo volver pronto con el análisis de otra canción de Operación Triunfo. Hasta nuevo aviso, buenas noches y dulces sueños.


El Rueda o el Romi


/>

El fin de todas nuestras exploraciones

Será llegar donde empezamos

Y conocer el lugar por primera vez.

T. S. Eliot.



Estaba colgado en el recibidor de casa y, en una ocasión navideña, mi tía, mientras se despedía, metió con curiosidad los dedos por uno de los huecos y tiró. El cuadro a punto estuvo de caer al suelo.

-Pensé que era una alacena empotrada -se justificó ante la risa general-. Un armarito donde guardar las llaves.

Yo ya sabía, porque me lo había dicho mi padre, que aquello era arte, así que me reí también -como se ríen los niños imitando a los mayores-, del equívoco y de la ignorancia de mi tía. Mi tía, no se crean, era la que más fuerte se reía, supongo que de nosotros.

Al parecer, ahora me entero, un equívoco parecido está en el origen de que ese cuadro llegara a mi casa. Me cuenta mi padre que a finales de los años 70, su estudio de arquitectura realizó unas reformas en las oficinas de la fábrica de celulosa, en Huelva; unas reformas que, además de tirar tabiques y reordenar el espacio, llegó a participar en la decoración, comprando obras de informalistas españoles a la Galería Juana de Aizpuru. Entre ellas estaba este cuadro de Gerardo Rueda que el director de la fábrica, ajeno a las bromas de sus empleados y visitantes, mantuvo en su despacho hasta que se marchó. “El Romi” llamaban con sorna al cuadro, porque se parecía a esos armaritos de cuarto de baño donde se guardaban los cepillos de diente, las cuchillas de afeitar, el peine, el polvo de talco y la lata de Nivea; Romi era, por aquel entonces, la marca más conocida de aquellos muebles, hoy en el olvido.

Busco infructuosamente en internet alguna imagen de uno de esos armaritos para ilustrar la página, pero solo encuentro un anuncio por palabras: “Armario Romi sin estrenar 75 Euros”. Y una historia trágica perdida en la Guía de la Jurisprudencia española sobre Productos Defectuosos, donde se documenta la muerte por electrocución de un niño al tocar, mientras se duchaba, un armarito Romi. “Dicho armario tenía un defecto de fabricación: un cable estaba desprovisto de protección, debido a un pinzamiento, por lo que el armario era conductor de la electricidad”. En fin, sirva el terrible ejemplo para hacerse una imagen del tipo de armario con el que se comparaba la obra de Gerardo Rueda: esas alacenas estrechas, de aluminio, cubiertas por puertecitas de espejos, con bombillas y aire de tocador soviético.

Mi padre me terminó de contar que cuando la fábrica de celulosa, al cabo de los años, cambió de dirección y de oficinas, un técnico de la empresa lo llamó para decirle que iban a tirar “El Romi”, que si él lo quería. De esta forma rocambolesca llegó el cuadro de Gerardo Rueda a mi casa, brindándome la primera experiencia con el arte contemporáneo de la que guardo memoria.


Kazimir Malevich. Blanco sobre blanco, 1918.

Muchos años después, cuando en clase de Historia del Arte me enseñaron el cuadro Blanco sobre blanco de Malevich, yo ya estaba avisado. Por esa época acababan de estrenar la comedia Arte de Yasmina Reza, en la que tres personajes discuten el valor de un lienzo completamente blanco por el que uno de ellos ha pagado una fortuna; al salir de la función, no tardé en llevar la contraria a mis acompañantes, censurando el argumento como un chiste viejo del que yo ya me había reído, cuando era niño, a costa de mi tía. Si me hubieran preguntado entonces por el cuadro que ocupaba el recibidor de casa de mis padres, yo habría hablado del informalismo, el cubismo, el constructivismo, el espacialismo y hasta del misticismo del color blanco. En definitiva, como todos los enterados, me tomaba demasiado en serio, perdiendo de vista, con mi fingida seguridad, la enseñanza que hoy valoro más del arte contemporáneo, esto es, su poder de descubrir nuestra propia imbecilidad, la falta de solidez de las ideas que nos sustentan. Si tiramos de etimología, un imbécil es precisamente aquel cuya debilidad le hace necesitar un bastón. Quien dice un bastón dice una voz autorizada, un canon, una academia, un padre, un profesor, un gurú, un recitado de ismos... Cuando nos enfrentamos a una obra de arte, nos miramos en un espejo que nos cuestiona. Lo interesante aquí no es establecer un juicio estético sino contemplar qué se mueve por dentro, las defensas que se activan y los apoyos -y bastones- que se quiebran.

Mi tía se reía porque su idea del arte obedecía a ideas premodernas de representación fidedigna y búsqueda de la belleza, y aquel cuadro que parecía una alacena de diseño donde guardar las llaves no podía ser arte. Sin embargo, y aunque fuera de manera involuntaria, mi tía con su reacción estaba cayendo en la trampa del arte contemporáneo, de un arte que traslada su valor del objeto a la experiencia. Mi tía, a su manera, había experimentado aquel cuadro al confundirlo con un armarito; digamos líricamente, que al no poder abrir la puerta del armario se le abrió el camino del arte contemporáneo.

Así, con el tiempo y estos intentos de escribir sobre arte sin vender humo, empecé a mirar con otros ojos a mi tía, y a ver como una de las virtudes de una obra contemporánea, esa risa nerviosa que provoca en ocasiones. El arte moderno ha luchado, en una continua espiral de rupturas, contra los intentos reduccionista de limitar su campo a una definición cerrada, hasta el punto de ser la ruptura en si misma su principal razón de ser. El arte contemporáneo se afirma en su interrogación y en su negación. ¿Es esto un cuadro o un Romi sin bombillas?

De esta forma pasé de asumir en mi niñez que aquello era arte porque lo decía mi padre, a recuperar con los años la inocencia perdida. Recuperar la inocencia y la curiosidad consiste en olvidar las respuestas y volver a las preguntas. Los niños jugando a ser mayores y los mayores jugando a ser niños. Las obras de arte tienen que abrir espacio, derribar ideas preconcebidas, cuestionar el aprendizaje adquirido y señalar en otras direcciones nunca concluyentes. Serán verdad en la medida en que descubran las mentiras que nos sustentan.

Por supuesto, como objeto dentro de una red comunicativa, una obra de arte se presta a tantos usos y apropiaciones como se le quiera dar, lo cual no quiere decir que cualquier interpretación sea plausible; como decía William Blake, “no ve un mismo árbol un sabio que un tonto”. ¿Qué hubiera pasado si mi padre no hubiera aceptado el cuadro de Gerardo Rueda? Lo más probable es que hubiese acabado en el basurero municipal de Huelva o pasto de las llamas de una fogata de albañiles. Cada cual usa el arte a su manera, unos lo salvan y otros lo queman. Hasta ahora he ido soslayando la grosería del precio, pero la pregunta es inevitable ¿le habrían dado valor al Romi de saber que cuesta una pasta?

Dejo la pregunta en el aire; ya tendremos tiempo, en próximas entregas, de aterrizar en el mercado.



Por último, mi padre me envía junto a las fotos del cuadro, este croquis, donde trata de explicarme la complejidad volumétrica de la obra. Le digo por teléfono que no me parece tan destacable la destreza técnica, y él me responde que no se trata de un cuadro plano sino de un estudiado juego de volúmenes que despliega unas sutiles diferencias de sombras y luces. Como cuando era pequeño -maravillado esta vez por mi propia imbecilidad-, le vuelvo a dar la razón. Antes de despedirme le preguntó si consiguió averiguar el título real del cuadro. Me dice que no. Con tanto trasiego nuestro Rueda perdió el nombre. Así que el Rueda o el Romi, a gusto del espectador.



.........................



Les dejo con cuatro obras de Gerardo Rueda expuestas en el Museo de Arte Abstracto Español. He tomado las imágenes del blog de un viajero que nos muestra los atractivos turísticos de la ciudad de Cuenca. Al llegar al citado museo, antes de dar paso a la galería de fotos advierte que, en su modesta opinión, “algunas de las piezas deberían estar guardadas en los sótanos”.



Gerardo Rueda. Guadalquivir (1975)




Gerardo Rueda. Madera gris con amarillo, blanco y negro (1965)



Gerardo Rueda. Verdes del bosque de la Alhambra (1988)



Gerardo Rueda. Conferencia (1976)